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Piensas que va a ser imposible recrear el plato que tienes enfrente. El aroma está perfecto; el sabor, también. El chef hace que todo parezca muy fácil y rápido de hacer, pero tú ya te has demorado cortando las verduras. No pasa nada, no hay prisa. Con sudor, instinto y unas cuantas lágrimas puedes terminar el plato. El polvo de ají va flotando en el aire y te pican los ojos por las cebollas, pero estás determinado a superar el reto.
Lo terminaste, aprendiste y ahora tienes el mejor regalo para tus amigos. Puedes cocinarles una cena peruana auténtica y compartir lo que aprendiste en tu viaje. Por fin el alumno supera al maestro.
Recomendamos tomar una de las clases para aprender a cocinar. Si el tradicional pollo a la brasa no es lo tuyo, puedes aplicarte en las preparaciones de Ají de gallina o Papa a la Huancaína, recetas totalmente peruanas para llevar a casa.