Protegida y asentada en un hermoso valle al sur de Bolivia, Tarija tiene aire y estilo mediterráneo: encantador, gente romántica y vino de alturas. De hecho, un dicho local dice: “¿Si usted no va a beber el vino de Tarija, entonces por qué viene a Tarija?”. Rica en fósiles y paleontología, esta ciudad vale la pena para descubrir sus secretos, en especial su gente. Conocida como la ciudad de las flores, esta urbe comienza a destacar como un destino para el descanso y su forma de ser distinta del resto de Bolivia.