Quizá es la ausencia de multitudes lo que la hace tan atrayente. No hay problemas, no hay revendedores, no hay presiones. Rabat es la simbiosis de las tradiciones árabe-musulmana y del modernismo occidental. Con jardines exóticos, museos de ruinas romanas, mezquitas, pequeñas callejuelas y sus coloristas zocos, la ciudad fascina a cualquier viajero que busque acercarse a la cultura marroquí más auténtica.